Cuando hablamos de espacio público una de las primeras cosas que se nos viene a la mente son parques, plazas o áreas verdes, esos espacios que muchas veces nos traen recuerdos que nos transportan a momentos agradables de nuestra vida.
Sin embargo la mayoría de las veces nos olvidamos de ver que, el espacio público también está compuesto de las calles y lugares que muchas de las veces recorremos en nuestro día a día y que debido a su estado, no forman parte de una buena experiencia.
Pero, ¿Qué pasaría si pudiéramos transformar estos espacios en algo memorable?
Para poder ilustrar esto, podemos mencionar la vialidad Eva Briseño, ubicada en Zapopan, la cual a pesar de no ser muy conocida por un gran porcentaje de habitantes y de no estar en las mejores condiciones, cuenta con casi el mismo flujo peatonal que calles del Centro Histórico de Guadalajara y con el doble de flujo peatonal en comparación con Av. López Mateos –Av. Niños Héroes entre semana en hora valle.
Uno de los factores que más incrementa su importancia y su flujo de personas, es su ubicación la cual conecta el Parque Colomos con la Basílica de Zapopan de una manera directa causando que una de cada 3 personas que visita la Basílica, pase por aquí.
Sin embargo, este flujo peatonal no significa que esta vialidad sea la más apropiada y cómoda para sus usuarios debido a que cuenta con deficiencias y obstáculos (falta deiluminación, inseguridad, problemas de sentidos viales, banquetas deterioradas, etc.) A los cuales las personas han tenido que adaptarse.
¿Qué pasaría si se le diera un nuevo enfoque a Eva Briseño? Como Estudio decidimos pensar en un enfoque en donde se tome más en cuenta a las personas y a la vivencia del espacio, para que este en lugar de ser solo un espacio más, se convierta en un espacio memorable en día a día de las personas.