Uno de los elementos que rápidamente destacan en este edificio es la intensidad con la que sus materiales proyectan el color. A través de la unión entre el diseño digital y el aprovechamiento de la tradición alfarera de la región, logramos una sección de ladrillos vidriados de una riqueza cromática que resuena con el tono general del edificio, fomentando la interacción de polos tan distantes como el imaginario visual del barrio y la innovación que permiten las herramientas digitales. El Centro Cultural mira hacia el futuro desde una conciencia regional, desde las formas y materiales tradicionales de la zona, desde sus volúmenes y colores que rinden homenaje al legado arquitectónico del tapatío Luis Barragán. 

La disposición interna del edificio es una ‘oda a la rampa’, pues hace de esta el eje central de su promenade, la forma en la que se transita por sus diferentes pisos, volviendo el tema de la accesibilidad no sólo un tema accidental, sino el pulso vital del movimiento dentro del Centro Cultural Constitución; y recordando su origen y su esencia formal, el símbolo del infinito, que también es característico de la visión integral de Estudio 3.14.